Las comunidades de seis municipios en el departamento de Olancho ahora tienen agua de mejor calidad gracias a los esfuerzos de USAID ProParque en la conservación y manejo de microcuencas. Estos esfuerzos se llevaron a cabo a través de la gestión de la Mancomunidad de Municipios Mártires de la Sierra de Agalta (MAMSA), quien desarrolló un plan enfocado en abordar la problemática actual de la degradación ambiental y la contaminación del agua.
Estas microcuencas, ubicadas en las zonas de amortiguamiento y núcleo del Parque Nacional (PN) Sierra de Agalta, han sido amenazadas principalmente por el pastoreo extensivo de ganado, la agricultura migratoria y sus prácticas de tala y quema.
Además, el agua estaba siendo contaminada por el uso de plaguicidas en las fincas de café, las aguas mieles del proceso de beneficiado y por la eliminación inadecuada de los desechos sólidos y líquidos por parte de los habitantes que viven en las cercanías.
Durante este proceso, las juntas de agua de esas comunidades fueron fortalecidas con el fin de ampliar su capacidad de conservación. En el pasado, estos grupos fueron cruciales en su labor con instituciones gubernamentales al identificar estas microcuencas y declararlas áreas de conservación prioritarias para sus comunidades. Sus esfuerzos se han centrado en la prevención de la tala ilegal, la reducción y el control de los incendios forestales, y la regulación de los desechos sólidos.
Sin embargo, su falta de recursos financieros ha limitado su impacto. Con el apoyo de USAID ProParque, estos grupos comunitarios centraron sus actividades en seis microcuencas, las cuales fueron seleccionadas por las Unidades Municipales Ambientales (UMA) después de tomar en cuenta el tamaño de la población beneficiaria, el nivel de degradación y amenaza, y la disponibilidad de las comunidades en contribuir activamente en estos esfuerzos.
Las seis microcuencas que fueron apoyadas durante este proceso fueron la Quebrada Cacaguatapa (en el municipio de San Francisco de la Paz), Río Siguapa (en Gualaco), Río El Real (en Santa María del Real), Río Catacamas (en Catacamas), Quebrada Arriba (en Dulce Nombre de Culmí) y Quebrada San Sebastián (en San Esteban). Estas microcuencas cubren una superficie total de 7.983 hectáreas y son la principal fuente de agua para varias localidades de estos municipios, proporcionando agua a más de 44.100 personas.
Entre las múltiples actividades realizadas por esta iniciativa, se demarcó el perímetro de las microcuencas hidrográficas para prevenir problemas de tenencia de tierra y el uso ilegal de sus recursos. Previo a la demarcación, era común que los agricultores ampliaran sus parcelas de cultivo hacia la microcuenca, provocando deforestación y el daño al suelo.
Además, se cercaron las tomas de agua de cuatro microcuencas para evitar que ganado contamine el agua que está siendo captada para consumo humano. Además, 20,000 árboles jóvenes se plantaron para recuperar 25.5 hectáreas de tierras forestales degradadas en las microcuencas de Santa María del Real y Catacamas. Por último, las brigadas de las UMAs de los seis municipios recibieron equipo para la prevención y control de incendios forestales.
Para ayudar a la sostenibilidad de estos esfuerzos, la MAMSA y las juntas de agua desarrollaron charlas educativas con los miembros de la comunidad para enseñarles acerca de principios básicos en el manejo de bosques y conservación de microcuencas. Expertos en el tema enseñaron a los productores de café y a sus familias sobre el manejo adecuado de aguas mieles del proceso de beneficiado de café, así como el uso apropiado de plaguicidas, con el fin de evitar la contaminación del medio ambiente.
En otras charlas educativas se introdujeron conceptos sobre el uso sostenible de los recursos, la importancia de proteger las fuentes de agua, y la forma de reducir amenazas contra el medio ambiente. Estas sesiones fueron complementadas con materiales educativos con mensajes de conservación que se distribuyeron entre las diversas organizaciones locales, para ser compartidas en escuelas, clínicas y otros espacios públicos de las comunidades.
Mediante esfuerzos realizados por USAID ProParque y MAMSA, las fuentes de agua en Olancho están siendo conservadas adecuadamente, garantizando este valioso recurso para las comunidades que dependen de ella, para las actividades productivas como la agricultura sostenible y la ganadería, y para la futura producción de energía eléctrica. Además, la integridad ecológica del Parque Nacional Sierra de Agalta y su biodiversidad está siendo preservada para las generaciones futuras. MAMSA y sus organizaciones locales mantienen su compromiso de continuar con sus actividades de manejo de microcuencas y ampliar su misión de conservación en el Parque Nacional Sierra de Agalta.
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