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Celeste Andino / Honduras, Nación y Mundo
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lunes, 20 de diciembre de 2010

65Ava. Asamblea General Naciones Unidas Fortalecimiento de la coordinación de asistencia humanitaria y de socorro en casos de desastre que prestan las Naciones Unidas, incluida la asistencia económica especial Intervención de la Excelentísima Sra. Mary E. Flores Embajadora Representante Permanente de la Republica de Honduras New York, 15 de diciembre de 2010

Señor Presidente,

El informe del Secretario General sobre este tema,  nos ilustra de manera  coherente problemas y retos que todos debemos afrontar de manera individual y colectiva.

Nuestro expresivo reconocimiento a los trabajadores humanitarios, hombres y mujeres de singular entrega y excepcional coraje llamados a responder de manera rápida, eficiente y coordinada identificando las emergencias, resolviendo los problemas y resguardando  a las poblaciones perjudicadas por un desastre natural. Un llamado puntual sobre la necesidad de equipar con los mejores instrumentos y recursos, para el efectivo ejercicio de sus delicadas tareas, a quienes dedican su empeño salvando vidas y atendiendo los efectos de esas terribles calamidades.

De acuerdo a la Junta Ejecutiva de la UNEP las emergencias  humanitarias  se producen por el deterioros  medio ambientales , causados por factores inducidos por el hombre, la tecnología, o la combinación de estos, que muchas veces inesperadamente pasan  a  convertirse en desastres naturales como Inundaciones, huracanes, terremotos, y erupciones volcánicas, ocasionando la pérdida del recurso más preciado de las naciones que son las vidas humanas, así mismo trastocando la geografía, y la economía de las naciones, como herencia de las próximas generaciones. Expresamos nuestra compartida solidaridad como región afectada con HAITI, PAKISTAN, CHILE, CHINA, INDONESIA, NUEVA ZELANDA, SANTA LUCIA, SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS, COLOMBIA y otros, donde han vivido recientemente los golpes de la inclemente naturaleza.

Señores Representantes,

Mi delegación reconoce la invaluable labor realizada por la Oficina de las Naciones Unidas para la Asistencia Humanitaria  OCHA y el Centro de Naciones Unidas para la Evaluación y la Coordinación de la Asistencia Humanitaria. UNDAC,  que funcionan en coordinación con las agencies especializadas del Sistema como UNICEF, WHO, WFP, y el PNUD y de mecanismos como el Fondo de  Respuesta para Emergencias CERF. 

La creación del CERF es una aportación de la Cumbre del Milenio y constituye el primer paso concreto de la Secretaría General  en el proceso de reformas lanzadas en el 2006.  El Fondo representa una importante contribución multilateral y un instrumento de los más eficaces para salvar vidas humanas  en la inmediatez  de una crisis humanitaria. La posibilidad de desplazar los  equipos  de la UNDAC, horas después de la contingencia y preparar un examen rápido de la situación con la indicación de prioridades y necesidades, además de estimular confianza con las autoridades nacionales y el Coordinador residente permite llevar el debido auxilio y asistencia necesaria a las comunidades afectadas.

Señor Presidente,

La inconfesable situación de vulnerabilidad en que coexiste una buena parte de los sectores más frágiles en nuestras sociedades, esos cinturones de miseria que rodean las ciudades en condiciones deplorables, pobladores que habitan en zonas de riesgo, en ambientes inseguros e insalubres, carentes de los servicios mínimos, la inmisericorde degradación al ecosistema, la inclemente depredación de las fuentes de sustento y de subsistencia, la conspiración de la mano del hombre en la destrucción del medio ambiente, son los carburantes, las mechas que encienden las crisis humanitarias de nuestro tiempo.
De allí, la impostergable obligación de dar cumplimiento a las metas de desarrollo de milenio. El imperativo, como acto de ingente responsabilidad, de cuidar el valioso patrimonio planetario, y evitar su deterioro, para evitar, en la medida de lo posible, esos bruscos ataques de la naturaleza rebelándose a la impertinencia y a la falta de conciencia del hombre, de conservar su heredad y cuidar de lo vital. 
Señor Presidente,

Los desastres naturales como los conflictos bélicos, deshacen sin piedad.  Cobran vidas inocentes, afectan la salud, impactan el medio ambiente, deterioran recursos imprescindibles para la subsistencia y, en no pocos
casos, vulneran la seguridad nacional, regional e internacional.

Nuestra Honduras conoce, de sobra, la aterradora presencia de esa dolorosa realidad.  El estupor de ver esfumarse, frente a la impávida mirada de un pueblo indefenso, más de medio siglo de modestos avances materiales y sociales, en su esforzada lucha por mitigar los efectos del atraso económico.

Los vientos demoledores y la incesante lluvia que desbordó los ríos para sumergir zonas completas bajo el agua, de un huracán considerado como uno de los desastres naturales más violentos de finales de siglo, estremecieron el territorio nacional, arrancando vidas y fragmentando la geografía nacional, como enorme rompecabezas en cientos de pedazos. Las embravecidas aguas arrastraron con los bienes familiares, una buena parte de la frágil infraestructura, dejando el país postrado, y a más de la tercera parte de su población damnificada.

El diluvio no solo dejó luto y desolación sino que robó el ahínco de una nación ilusionada que apostaba con optimismo a su futuro de cara al advenimiento del nuevo milenio.  Sin embargo, pese a las secuelas que aun quedan de esa imborrable pesadilla, logramos, en aquella ocasión, gracias a la fuerza de la unidad interna,  de un efectivo liderazgo, a la solidaridad internacional con la que estaremos en deuda eternamente, salir de la emergencia, rehabilitar a paso apresurado y reconstruir a la brevedad, venciendo la impaciencia de las imperiosas necesidades, lo que expertos temían tomaría una eternidad.

Algo debimos asimilar de aquella dura prueba, para mejorar los sistemas de alerta temprana, capacitar los equipos de contingencia, redefinir, con ánimo de fortalecer, los procesos de acudir en auxilio de las comunidades y, aunque todavía con rezago por limitaciones económicas, estar mejor preparados para enfrentar futuras adversidades. Me place anunciar que el de hoy, hemos aprobado la plataforma nacional para la reducción de desastres naturales en mi país.

Estimados delegados,

Finalizamos expresando que mi delegación comparte el optimismo por los resultados de la Cumbre de Cancún y la convicción que allí “se restauró la confianza de la comunidad mundial en el multilateralismo”. La conferencia consiguió “rescatar el proceso multilateral de lucha contra el cambio climático con un acuerdo que coloca de nuevo bajo el paraguas de Naciones Unidas los esfuerzos de los países más contaminadores para reducir las emisiones de gases invernadero”. Conforta que los países parte del Protocolo de Kioto hayan convenido en proseguir las negociaciones para un segundo período de compromiso antes de que el tratado vinculante expire a finales de 2012. Aplaudimos la creación del “Fondo Verde” para gestionar los 100.000 millones de dólares anuales en ayudas a los países en desarrollo que las economías industrializadas se han comprometido aportar a partir de 2020.
Sin duda, una nota alentadora para avivar la esperanza. Impuestos de la pesada obligación, que esta generación carga sobre su espalda, de no limitar el potencial para que nuestros hijos y nuestros nietos, puedan vivir, coexistir y prosperar, confiados, seguros y tranquilos, la magnitud del compromiso, de dejarles un mundo mejor al que recibimos de nuestros apreciables antepasados, no puede ser menor al tamaño de sus sueños. Que las luces de las fiestas navideñas, iluminen sus espíritus y los colmen de amor y afecto; que irradien paz y bienestar en todos ustedes y en sus queridas familias. 

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