Por Emilio Santamaría S.
Cuenta una extraña historia, de un hombre llamado Kamal.
Tenía un camello al que puso por nombre “Indecisión”. Lo interesante de
esta historia es que este hombre se encariñó tanto con el camello, que incluso
podía comunicarse con él. Una noche, especialmente fría en el desierto, tendió
su pequeña tienda. Era tan pequeña que apenas cabía Kamal acostado.
En cuanto se durmió, el
camello lo llamó insistentemente: “Amo, hace mucho frio, déjame siquiera
calentar mi nariz metiéndola en tu tienda”. Kamal, que apreciaba a su camello,
accedió. Pero en cuanto se durmió de nuevo, el camello que sintió lo tibió del
interior de la tienda, empujó y metió la cabeza totalmente.
Como en la tienda apenas cabía el hombre acostado, al empujarlo
hizo que sacara los pies por el otro lado. Un poco de tiempo después, el
camello metió los hombros, y como usted supone, siguió empujando al hombre.
Siguió entrando, hasta que “Indecisión” se metió por completo y llenó
totalmente la tienda, sacando a Kamal por el otro extremo que quedó totalmente
fuera.
Por supuesto no es más que
una simpática anécdota. Yo mismo la he contado decenas de veces en público,
porque tiene una lección tan clara, que nos ayuda a reflexionar sobre el
comportamiento humano.
¿Le ha ocurrido a usted
alguna vez que si deja entrar la indecisión, ésta acaba por llenarlo todo,
sacándole de esas cosas buenas de la vida? Lo sé, lo he visto claramente en
muchos vendedores, que dejan que la indecisión les haga “dejar para otro día”
la visita a ese cliente importante.
Y lo he visto en estudiantes que “posponen” la preparación para un
examen mientras chatean interminablemente con sus amigos por whatsapp. ¿Y qué
me dice de esas promesas de hacer ejercicio “empezando la semana que entra”?
Sí, cuando dejamos que “indecisión” meta la nariz en nuestras vidas, acabará
por llenarlo todo, y sacándonos de ella. Lo más sensato es seguir aquel consejo
de Og Mandino: “Procederé ahora mismo”. Es, hasta donde yo sé, el antídoto más
eficaz para ese veneno que representa la indecisión en nuestro diario vivir.
LO NEGATIVO: Dejar que ese camello llamado “Indecisión” meta siquiera la nariz en nuestras vidas.
LO POSITIVO: Al sentir que esto sucede, aplicar el “Procederé ahora mismo”. Y ser así más productivos y más felices.
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