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Muchos internos han
culminado su educación secundaria mientras cumplen sus sentencias
condenatorias.
- El INFOP imparte 23 oficios al interior de los establecimientos carcelarios.
Tegucigalpa, Honduras.- Eliminar la vida de
ocio y mantener la mente de las personas privadas de libertad, ocupada en
actividades educativas, recreativas y ocupacionales es el reto a seguir
cumplimiento por parte de las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario
(INP), con el apoyo de distintas organizaciones.
En el presente año, las autoridades penitenciarias anunciaron un
reforzamiento en los programas y proyectos que se realizan en los distintos
centros penales, con la finalidad de que los privados de libertad puedan
adquirir capacidades y conocimiento para su posterior reinserción a la
sociedad.
Según las autoridades, se buscan
que al recuperar su libertad puedan iniciar su propio negocio con los
diferentes oficios que han aprendido o encuentren un trabajo porque ya han
culminado su educación secundaria, “se trata de darles oportunidades para que
no reincidan en la comisión de delitos”.
Hermes Márquez, coordinador de los Consejos Técnicos Interdisciplinarios
(CTIs) del INP declaró, que para la reinserción social es muy importante la rehabilitación y
reeducación de los internos, mientras cumplen su sentencia o prisión
preventiva.
“El ocio es uno de los principales enemigos en el proceso de
rehabilitación y la única manera de atacarlo es, enseñándoles a ellos a través
de todos estos proyectos educativos y ocupacionales que les ayuda a cambiar su
vida”, explicó.
El abogado mencionó, que la finalidad de estos proyectos es que al
quedar libres, estas personas puedan demostrar su desarrollo individual a su
familia y, a la sociedad, la cual debe integrarse al proceso de reinserción al
igual que las diferentes instituciones y
organizaciones.
Emprendedurismo
Actualmente, las personas privadas de libertad cuentan con la oportunidad
de aprender hasta 23 oficios que imparten los instructores del Instituto
Nacional de Formación Profesional (INFOP), sostuvo Claudina Riera, coordinadora
de Talleres Populares.
La funcionaria explicó que por medio de estos talleres buscan que los
privados desarrollen capacidad para desempeñar un empleo. “Los privados tienen
actitudes muy positivas cuando están recibiendo este tipo de capacitaciones,
nos piden más capacitaciones, están pendientes y participan mucho. Son muy
accesibles”.
Riera sostuvo que los talleres se imparten en los 25 establecimientos
penitenciarios y los mismos van conforme a la necesidad expuesta por los
privados de libertad, es decir “ellos nos dicen que talleres son los que
necesitan y en base a eso los programamos durante el año”.
Al respecto, Omer Castro instructor de Panadería y Repostería comentó
que los alumnos de estos talleres en su mayoría piensan en iniciar su propio
negocio en el lugar donde reside su familia y así comenzar un emprendurismo
familiar.
“A veces uno tiene un estigma por el lugar donde están ellos (en un
presidio), pero ya cuando uno los trata se da cuenta que son personas que
desean aprender, que tienen toda la voluntad, que cometieron un error pero ya
no son las personas que entraron, ya son distintos y demuestran ese cambio”,
reveló.
Durante el tiempo que ha capacitado a los internos, el instructor ha
descubierto que “ellos se han dado cuenta que las manos que usaron para cometer
algo incorrecto por lo que llegaron al presidio, esas mismas manos son capaces
de hacer muchas cosas buenas, ellos han descubierto las maravillas que pueden
hacer”.
Castro mencionó que con la capacitación que reciben estas personas
pueden iniciar su propia panadería ya que han aprendido a producir todo tipo de
pan, galletas, postres, pasteles, pizza y hasta boquitas para eventos
especiales.
Manos que Construyen
En todos los centros penales del país se desarrollan distintos
proyectos, para el caso en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación
Social (Pnfas), las mujeres producen pan y realizan trabajos de sastrería,
bordados y otras artes.
Mientras que en la Penitenciaría Nacional de Támara, los internos
fabrican hamacas, juegos de muebles, sillas mecedoras y otro tipo de artículos
de madera, así como bordados, manualidades en aluminio y otros.
Mientras que en el interior del país, estas personas a parte de trabajar
la carpintería, ebanistería, zapatería y diferentes manualidades, también
trabajan en proyectos agrícolas, porcinos, caficultura, avícolas, entre otros.
El abogado Márquez afirmó que con las destrezas que las personas
privadas de libertad han desarrollado a través de estas capacitaciones ya
pueden desempeñar un trabajo digno, pero hay que vencer la discriminación de la
que son objetos cuando se enteran que permanecieron en algún centro penal.
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