En el mundo solamente el
30% del planeta esta cubierto por bosque, lo que significa que cada día se va
perdiendo mas la foresta y con ella las selvas
tropicales y los bosques pluviales que podrían desaparecer completamente dentro
de cien años si continúa el ritmo actual de deforestación.
Los
árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto
invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos bosques
significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera y
una mayor velocidad y gravedad del cambio climático.
En las
ciudades donde la polución y contaminación son mayores por los automóviles,
fabricas y demás entes contaminantes. Los arboles se convierten ene le pulmón
que necesitan los ciudadanos para respirar un aire mas fresco, disfrutar de la
sombra de los árboles que desinteresadamente y aun contra las temporadas de
sequía extienden sus ramas abrigando a los transeúntes.
Cuando hablamos de contaminación
en Tegucigalpa se destaca el informe de La
Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se estima que solamente el 12%
de la población mundial que reside en ciudades respira aire limpio, y casi la
mitad convive con una polución 2,5 veces mayor que los niveles recomendados por
el organismo.
El nivel
"razonable" de estas partículas es una media anual de hasta 10
microgramos por metro cúbico. Si la presencia es mayor se puede considerar que
existe contaminación perjudicial para la salud y si es menor, que el aire es
limpio.
En Tegucigalpa el nivel de PM 10 es de 58. Comparando esta
información con las otras dos ciudades de Centroamérica evaluadas, la capital
de Honduras tienen más contaminación en su aire que Ciudad de Guatemala que
posee un PM de 45 y San José de 27.
Enfermedades
respiratorias
Las altas
concentraciones de las partículas finas se asocian con un gran número de
muertes causadas por infartos y ataques cerebrales, por lo que la OMS advierte
que residir en ciudades donde los niveles son dos veces y medio los
recomendados "pone a la población en riesgo de padecer problemas de salud
a largo plazo".
Enfermedades respiratorias como la neumonía, bronquitis, asma
Enfermedades virales: fiebre amarilla, hepatitis, dengue.
Los niveles altos de contaminación en
el aire relacionados con las partículas PM2.5, que despiden los motores diesel
de los automóviles, provoca enfermedades del sistema circulatorio
El Grupo Español de Cáncer de Pulmón alerta que “la
alta tasa de contaminación en las ciudades incrementa un 20% el riesgo de
padecer cáncer de pulmón”.
Se considera que
la contaminación del aire afecta más a
países industrializados. Pero no es así porque un 80% de las muertes en el
mundo, por esta contaminación, se producen en países donde existe la pobreza.
Las comunidades más vulnerables y pobres utilizan las energías que más
contaminan, como el carbón, el estiércol y la leña, para cocinar o calentarse
dentro de sus hogares.
1. Disminuyen
la contaminación y mejoran la salud de los ciudadanos
Los árboles, además de mejorar la calidad del aire
con su aporte de oxígeno y humedad, reducen la contaminación urbana: atrapan y
eliminan todo tipo de partículas nocivas en suspensión. Las
especies de hojas tomentosas (con vello) son más eficaces para captar
partículas de menor tamaño, las más perjudiciales para la salud. Los árboles
absorben y bloquean el ruido, de manera que reducen la contaminación
acústica-urbana.
Los
árboles, además de mejorar la calidad del aire, reducen la contaminación urbana
El Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) señala diversos
estudios que demuestran que la proximidad a los árboles puede reducir los casos
de asma infantil y las alergias. Los expertos también recuerdan sus efectos
psicológicos positivos, al suavizar los grises entornos urbanos y
proporcionar un carácter natural más agradable.
2. Proporcionan un ahorro de energía
Las ciudades sufren el efecto "isla de calor",
por el que aumentan su temperatura varios grados. Como consecuencia, se
incrementa el uso de los sistemas de climatización (aires acondicionados) y,
con ello, un mayor gasto energético. Los árboles evaporan agua, ofrecen
sombra y regulan así la temperatura de su entorno. El incremento de un 10%
en la cubierta de las copas de los árboles en las ciudades puede disminuir de 3
a 4°C en la temperatura ambiente, según datos recopilados en Reino Unido y dados
a conocer por el PNUMA. En invierno también disminuyen el gasto de
calefacción: hacen de muralla contra el viento, que produce una sensación
térmica de mayor frío.
3. Revalorizan las viviendas y las ciudades
El portal TreeHugger calcula que
una vivienda con árboles cercanos o en su misma propiedad aumenta entre un 10%
y un 23% su valor económico. El coste de plantar y mantener un árbol durante
tres años oscila entre 190 y 455 euros, pero ofrecerá unos beneficios directos
de unos 68.000 euros a lo largo de su vida, según dicha web. Las ciudades con
un mayor arbolado ofrecen un atractivo más para empresas y turistas.
4. Combaten el efecto invernadero de la
atmósfera
Los árboles atrapan el dióxido de carbono
(CO2), el gas de efecto invernadero con mayor impacto en el cambio climático. Algunos
árboles tienen mayor capacidad de absorción que otros, un dato importante a la
hora de plantar nuevos ejemplares con el objetivo de luchar contra el
calentamiento global se ha concluido que
árboles como el limonero, el naranjo amargo, el quejigo y el laurel son los que
mayor capacidad de secuestro del CO2 tienen. Además, calculan que 2.000 árboles
de este tipo pueden atrapar al año 160 toneladas de CO2.
5. Aumentan la biodiversidad local
Los árboles ofrecen hogar y alimento para numerosas
especies animales y vegetales. La biodiversidad, y los beneficios
que ella ofrece, es mayor cuantos más árboles, arbustos y parques urbanos y periurbanos posea
la ciudad.
6. Conservan la calidad del entorno
Los árboles producen materia orgánica en la
superficie del suelo con la caída de sus hojas, y sus raíces aumentan la
permeabilidad del terreno. La web Natura Medioambiental asegura que
gracias a ello los árboles reducen la corriente del agua de las tormentas,
disminuyen la erosión del suelo y la cantidad de sustancias químicas en los
arroyos. Sin árboles, las ciudades tendrían que aumentar el sistema de
alcantarillas y tratamiento de residuos, así como el drenaje para las aguas.
Sin embargo en Tegucigalpa lejos
de proteger la foresta hondureña las autoridades de la Alcaldía Municipal (AMDC)
y la Empresa nacional de Energía Eléctrica (ENEE) se han dado a la tarea de
talarlas, desde el mercado San Miguel hasta el Puente el Guanacaste, cuando la solución
lógica era podarlos para evitar el contacto con las líneas eléctricas de la
zona.
Pero la pereza y miopía
medio ambiental pasaran facturan a los capitalinos
Fuentes
de datos de apoyo Diario La Prensa y//http://www.consumer.es/web
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