Estas conversaciones se celebran como parte de un esfuerzo coordinado de parte de los Estados Unidos y Centroamérica para enfrentar la inseguridad ciudadana a través de la Alianza para la Seguridad Ciudadana en Centroamérica, propuesta por el presidente Obama en marzo de 2011.
Al reconocer la necesidad de una reacción regional coordinada ante esas amenazas, los participantes han respaldado el compromiso, mediante la firma de una declaración conjunta, de impedir que las redes ilícitas transnacionales efectúen, planifiquen y respalden unas actividades dirigidas a perjudicar a nuestras poblaciones, aprovechándose de los sistemas financieros, del comercio internacional y de los transportes lícitos, por ejemplo, la aviación civil y la comercial. Al emprender medidas para combatir esas actividades delictivas se debe defender el imperio de la ley y observar el derecho internacional, la protección de la vida privada y las libertades fundamentales, así como promover el respeto a los mismos.
Las naciones de Centroamérica han manifestado su compromiso a que la mejora de la seguridad de sus ciudadanos se plantee de forma regional y coordinada, mediante el lanzamiento en junio de 2011 de la Estrategia de Seguridad en Centroamérica, con su correspondiente plan de acción y esquemas de proyectos. A su vez, los Estados Unidos están comprometidos a mejorar la seguridad ciudadana en toda la región, en beneficio de los pueblos de Centroamérica. Conforme a esos esfuerzos, los participantes han confiado en poder examinar y establecer mecanismos para compartir la información, tratar de las prácticas óptimas y coordinar las operaciones e investigaciones de su mutua alianza para contrarrestar las amenazas regionales al transporte y la seguridad fronteriza.
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