La mayor fuente de empleo para las mujeres en la región se da en el sector del cuidado remunerado (compuesta por los sectores de enseñanza, salud, asistencia social y empleo doméstico) con un porcentaje acumulado de 27,7%. Esto se explica como una extensión del papel que se les asigna a las mujeres como cuidadoras al mercado laboral.
Si bien la probabilidad de automatizar algunas labores relacionadas con los cuidados es baja – dada su naturaleza relacional- persisten desigualdades arbitrarias hacia las trabajadoras en cuanto a brechas salariales, condiciones laborales precarias, accesos limitados a cargos de mayor responsabilidad y otras discriminaciones que dan cuenta de la continuidad de los patrones culturales patriarcales en la región.
Ante los cambios demográficos en curso, se prevé un crecimiento del sector de los cuidados, lo que podría dar empleo a un número importante de mujeres; sin embargo, es imprescindible reconocer la importancia del trabajo de cuidados como fundamento social de la vida y mejorar las condiciones de quienes lo ejercen de forma remunerada y no remunerada.
Se pronostica, además, que una parte de la población a cargo de los cuidados tendrá que comenzar a interactuar con nuevas tecnologías asociadas a dispositivos inteligentes para el hogar y la salud, principalmente.
De acuerdo con la literatura especializada, el comercio y la industria manufacturera presentan altas probabilidades de automatizar actividades y con ello sustituir más intensamente empleos en estas áreas. Ambos sectores, en conjunto emplean al 33,5% de las mujeres ocupadas.
El desarrollo del comercio electrónico generará una restructuración profunda de los empleos. Algunas investigaciones han concluido que el comercio posee ocupaciones de alto riesgo de automatización, como puestos de cajeros, televentas y servicios de telefonía, en los cuales existe una alta concentración de mujeres en los países de la región.
El sector de industrias manufactureras concentra en promedio al 11,6% de las mujeres ocupadas y el 53% de ellas se encuentran empleadas en ocupaciones clasificadas como oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios , en gran parte a través de las maquiladoras, empresas de fuerte presencia en países como El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua. Aquellas ocupaciones, además de las precarias condiciones laborales que históricamente tuvieron, poseen alta concentración de tareas rutinarias que no requieren alta calificación y, por ende, tienen un alto riesgo y rapidez de sustitución por robots.
Dadas las características actuales del mercado laboral y los patrones culturales que siguen considerando a las mujeres como responsables de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, cabe preguntarse si los nuevos modelos de negocios basados en plataformas digitales permitirán formas de trabajo más flexibles y servirán para mejorar la inserción de las mujeres al mercado laboral o, por el contrario, generarán condiciones laborales más precarias sobrecargando los tiempos de trabajo de las mujeres y reduciendo su vínculo con los sistemas de protección social.
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