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lunes, 4 de junio de 2018

¿Cómo predica usted?


por Emilio Santamaría S.
Francisco de Asís pidió a un monje joven que lo acompañara a predicar a la aldea. Este aceptó encantado sabiendo que aprendería mucho. Conocía de la fama de su convincente palabra. 

Todos contaban la historia cuando había persuadido al lobo de Gubia de no ser más enemigo de la gente del pueblo. Estaba ansioso de oírle predicar. Antes de llegar al pueblo encontraron a un pobre jornalero que estando sin trabajo, había desfallecido de hambre. 

Francisco de Asís de inmediato le prestó ayuda. Le dio a beber de su agua, y le dio a comer de su pan. Después, con la ayuda del joven monje, lo cargó hasta su casa y lo entregó a su madre, a quien dio el dinero que traía.  En ese momento, un anciano se acercó a ellos para decirles que su mujer estaba muriendo y deseaba que la reconfortaran.

 Siguieron al hombre y la asistieron hasta que entregó en paz su alma al Creador. Dejaron la casa arreglada para el improvisado velorio, y cuando los vecinos llegaron para acompañar al anciano, se despidieron y salieron a la calle. 

Entonces un niño llegó a ellos pidiendo auxilio. Su padre, borracho, estaba golpeando a su madre.  Francisco de Asís entró a la casa, miró con fuerza al hombre y le habló con dureza. El borracho enmudeció y bajó la cabeza, cayó de rodillas y pidió perdón. 

Después de una larga conversación y con la promesa de que jamás volvería a tomar, los monjes salieron de nuevo a la calle. Pasó el tiempo y la oscuridad empezaba a envolverlo todo. Decidieron regresar al monasterio. 

El joven monje por fin dijo, cómo lamento que toda esa gente no le diera tiempo de poder predicar. El santo varón lo miró sorprendido. ¿No te das cuenta de que hemos estado predicando todo el tiempo? Predicamos mientras atendimos al joven jornalero. Predicamos mientras atendíamos a la anciana moribunda. 

Predicamos mientras hablamos con ese hombre para hacerle ver como víctima del alcohol agredía lo que más amaba, su familia. El joven monje entendió al fin, y dio gracias por la enseñanza al hermano Francisco. Comprendió que se predica también con lo que se hace. Y agradeció a Dios por ello.

¿Lo aprenderemos también usted y yo?

LO NEGATIVO: Creer insensatamente que la gente solamente percibe las palabras.

LO POSITIVO: Comprender que lo que hacemos, hablará incluso más fuerte que lo que decimos.

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