El Sembrador de Dahomey

por Emilio Santamaría S.

Se cuentan en Dahomey las más extrañas historias. Entre ellas la de un agricultor que tuvo una gran idea,  se le ocurrió sembrar relojes. Pacientemente trató de conseguir la cosecha, pero ésta no llegó. No se atrevía a desenterrar la semilla por temor a echar a perder las raíces. Pero era evidente que algo andaba mal. Esperando, lo sorprendió la muerte.

 Y cuando su espíritu estaba listo para remontarse a las alturas, se le pidió remover la tierra. Encontró la verdad y la comprendió enseguida. Dicen que rogó que se le dejará informarla a los suyos. Pero esa oportunidad le fue negada. Los guardianes de espíritus de Dahomey piensan que esa verdad debe ser descubierta en la experiencia de cada uno.

 Sin embargo hoy usted la sabrá y quizá pueda evitar cometer el mismo error. ¿Cuál es? “Para que algo germine y de frutos, debe tener vida. Si el hálito de vida no está presente, nada podrá crecer y multiplicarse”.

Hay mucha gente que pasa la vida entera sin comprender esta verdad. Por ejemplo, vendedores que no siembran un genuino interés en sus clientes, y luego se sorprenden de  que la verdadera cosecha no llegue. Maestros que piensan que “sembrar” el tema fríamente, sin vida, cumpliendo estrictamente con el programa, es suficiente. ¿El resultado? Un lamentable fracaso de su enseñanza. Empleados que tienen un ojo puesto en la hora de salida y el otro en el calendario de feriados y vacaciones.

 Olvidan que sin “sembrar vida” en su trabajo, nada acabará germinando. Y el tiempo se les vendrá encima sin lograr cosechar jamás la ansiada prosperidad. Patrones que suponen que el salario y las prestaciones de ley son más que suficiente pago por los servicios de sus trabajadores. Les parece absurdo entrenarlos y motivarlos, pero se sorprenden de no obtener su cooperación.

Amigo lector, si una lección hemos de sacar de la extraña historia del sembrador de Dahomey, es ésta:  “sembremos vida” en todo lo que hagamos. Y no se preocupe jamás por los resultados, ellos vendrán por una ley natural. Pero elimine ese factor y esperará en vano la cosecha, como el sembrador de Dahomey.

Lo Negativo:

Caer en la tonta idea de que sembrando falsas semillas, brotarán cosechas reales. 

Lo Positivo:

Comprender que si el espíritu de vida está presente, la cosecha se dará y se multiplicará.