Un grupo de científicos ha identificado en la atmósfera de un planeta lejano una molécula que, en la Tierra, solo tiene una fuente conocida: la vida. El planeta en cuestión es K2-18b, un exoplaneta ubicado a unos 120 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo. Los resultados del estudio, publicados en Astrophysical Journal Letters, marcan un avance importante en la búsqueda de vida fuera de nuestro sistema solar.
K2-18b es lo que los astrónomos llaman un subneptuno: o sea un planeta más grande que la Tierra, pero más pequeño que Neptuno. En 2021, un equipo liderado por el astrónomo Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge, propuso que algunos de estos planetas podrían estar cubiertos por océanos y tener atmósferas con hidrógeno y otros compuestos orgánicos. A estos mundos los llamaron hicéanos, una combinación de las palabras “hidrógeno” y “océano”.
Gracias al telescopio espacial James Webb, lanzado en 2021, los investigadores pudieron analizar con gran detalle la atmósfera de K2-18b. Cuando el planeta pasa por delante de su estrella, la luz de esta atraviesa su atmósfera, permitiendo que los científicos estudien su composición química a través de los cambios en las longitudes de onda de la luz.
En 2023, el equipo de Madhusudhan detectó una señal débil de una molécula llamada sulfuro de dimetilo (DMS), compuesta por azufre, carbono e hidrógeno. En la Tierra, el DMS es producido únicamente por organismos vivos, como ciertas algas marinas. Ahora, una nueva observación más precisa ha confirmado una señal más fuerte de esta molécula, junto con otra llamada disulfuro de dimetilo.
Aunque estos datos aunque no son una prueba concluyente de vida, los científicos creen que la presencia de estas moléculas es difícil de explicar por procesos no biológicos. Además, los niveles observados en K2-18b serían miles de veces mayores que los registrados en la Tierra.
“Es la primera vez que detectamos posibles biofirmas en un planeta potencialmente habitable”, afirmó Madhusudhan. Sin embargo, también fue claro al advertir que aún no se puede asegurar que haya vida: “A nadie le beneficia afirmar prematuramente que hemos detectado vida”.
El planeta K2-18b fue descubierto en 2017 por astrónomos canadienses. Desde entonces, ha llamado la atención por sus posibles condiciones habitables. No obstante, existen opiniones distintas. Algunos científicos señalan que el planeta podría no ser un mundo oceánico, sino una gran masa rocosa cubierta por una atmósfera densa y caliente, poco favorable para la vida.
Para avanzar, los investigadores deberán seguir observando este planeta y realizar experimentos en laboratorio que reproduzcan sus condiciones. Esto les permitirá entender mejor cómo se comportan las moléculas detectadas en ese ambiente.
Mientras tanto, nuevas misiones espaciales están en desarrollo para buscar señales de habitabilidad en planetas lejanos como K2-18b. Sin embargo, hay preocupación entre la comunidad científica por posibles recortes al presupuesto de la NASA, lo que podría afectar estos esfuerzos.
A pesar de las dudas, muchos consideran este hallazgo como un momento clave para la astrobiología. “No estoy gritando ‘¡extraterrestres!’”, dijo la científica Nikole Lewis, “pero siempre me reservo el derecho a hacerlo”.
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