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lunes, 21 de mayo de 2018

Cuando usted haga promesas

por Emilio Santamaría S.

Cuentan que el Rey Aldaba poseía un extraordinario talento militar. De manera que cuando Varangul atacó, elaboró un plan de batalla tan hábilmente que logró aniquilarlo. El triunfo le cobró con la muerte de Adjamir, su único hijo varón. 

Después del entierro, se encerró en sus aposentos, y apenas salía para atender los asuntos de estado más indispensables. Con el tiempo lejos de apagarse la tristeza, se fue agravando. Un día un joven brahmán insistió en verlo. 

Se llamaba Lahur Sessa. Traía un regalo para el soberano, que según decía llenaría sus días de ilusiones. El rey se mostró intrigado. Era un tablero cuadrado, dividido en sesenta y cuatro cuadros iguales. Sobre este tablero se colocaban dos series de piezas que se distinguían por sus colores blanco y negro.

 Cuando el joven explicó en que consistía el juego y cuáles eran sus reglas esenciales, el rey se emocionó tanto, que cuentan los historiadores hindúes que acabó olvidando sus penas y se convirtió en el primer gran campeón de Ajedrez. Quiso recompensar a Lahur. El joven brahmán desdeñó oro y joyas. 

Pidió en cambio su paga en granos de trigo. Esto sorprendió al rey. Y aún más cuando supo la cantidad que deseaba: “Un grano por el primer cuadro del tablero de ajedrez, dos por el segundo, cuatro por el tercero y así sucesivamente, doblados en cantidad por cada cuadro” ¡Insensato!, pensó el rey. Y mandó que le fuera pagado de inmediato. 

No quería ver a alguien capaz de inventar un juego tan especial para luego pedir una recompensa tan ruin. Se sorprendió. Sus sabios llegaron pálidos a explicarle que la cantidad de trigo pedida por Lahur era tal que sembrando de trigo todos los campos de la India no darían en dos mil años la cantidad que según la promesa real correspondían al joven. El rey comprendió lo arriesgado de hacer promesas a la ligera.

  Afortunadamente el joven brahmán liberó al rey de su palabra a cambio del puesto de primer consejero, desde donde gobernó el país según los historiadores, con aún mejor tino que el rey.

¿Hace usted promesas con mucha facilidad? ¿Sopesa el esfuerzo que requerirá cumplirlas?

LO NEGATIVO: Hacer promesas a la ligera, sin pensar en la dificultad para honrarlas.

LO POSITIVO: Pensar bien antes de prometer algo. Y ya prometido, hacer lo necesario para cumplir.

http://blog.emiliosantamaria.com/






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