Por Emilio Santamaría S.
21 de Octubre de 2017
Un hombre preguntó a un
anciano jubilado cuál era la carga más pesada. El anciano le miró con ojos
tristes, y respondió: “No llevar ninguna”.
¿Cuántas veces nos quejamos de
nuestro trabajo diario? No hay estadísticas al respecto, pero si las hubiera
quizá nos sorprendería. El trabajo es posiblemente el tema sobre el cual más se
queja la gente.
De hecho, hay personas que tienen literalmente que obligarse
todos los días para ir a trabajar. Puede usted estar seguro de que no irían si
no fuera porque necesitan el dinero para seguir viviendo. Se puede decir con
propiedad que “sufren su trabajo”.
¿Tiene necesariamente que ser así? Los
expertos nos dicen que no. Ellos creen que el trabajo da sentido a la vida. Nos
obliga a levantarnos y arreglarnos, nos proporciona compañeros y amigos, nos
hace necesarios y útiles y nos proporciona ingresos.
Debería también darnos la
oportunidad de disfrutarlo, aprender y prosperar. Pero sé que usted podrá
argumentar que su trabajo es rutinario, o en un ambiente tóxico, e incluso que
no es remunerado como en el caso de las amas de casa.
Y es aquí donde los
expertos nos dicen que hay que hacer cambios. Incluso un cambio de actitud.
Debemos contar nuestras bendiciones. Porque puede ocurrir que de tanto
quejarnos del vaso medio vacío, no nos demos cuenta que también está medio
lleno.
¿Qué bendiciones? Una de ellas es tener la oportunidad de trabajar, aun
cuando la lab0r nos
parezca excesiva en el momento. Es posible que algún día, cuando la oportunidad
haya desaparecido, la echemos de menos. Recuerde el caso de aquella mujer que
moría en su cama de hospital y a quien la trabajadora social trataba de consolar.
Su principal aflicción eran sus dos hijos pequeños, el
menor un bebé de brazos aún. La moribunda volvió la cabeza y dijo: “Daría cualquier
cosa por estar en casa lavando pañales sucios”.
Finalmente déjeme decirle que
usted pasará trabajando, en una u otra forma, alrededor de noventa mil horas en
su vida. Son demasiadas horas. ¿No indica el sentido común que debería aprender
a disfrutarlas?
Lo Negativo:
Quejarnos tanto de nuestro trabajo, que llenemos nuestros días de frustración.
Lo Positivo:
Considerar nuestro trabajo como una oportunidad, aprender a disfrutarlo, y conseguir así una buena dosis de felicidad diaria.
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