Conocí a Luisa Margarita en septiembre de 1959. Era la hija mayor de una familia numerosa, compuesta por 7 hermanas y 2 hermanos. En un hogar ejemplar, doña Margarita y don Ángel (Que Dios los tenga en gloria) lucharon duro para darle estudio a su larga prole, y sacarlos adelante.
Luisa Margarita trabajaba como perito mercantil en la Agencia Nuevo Mundo, que era entonces el distribuidor de electrodomésticos Philips y de bicicletas Hercules.
Yo, por aquellos días un jovencito mexicano, luchaba por vender diversos productos, entre muchos otros, música, que en aquel tiempo se grababa en discos de 45 revoluciones para las rocolas y de 33 en longplays para los hogares.
Nos hicimos novios por aquellos días. Y tres años después, nos casamos. Han pasado ya 55 años. Y sigo considerando que una de mis mayores bendiciones en la vida fue la de conocer a Margarita y la de unir mi vida con ella. Al revisar todos estos años puedo ver muchos, muchísimos momentos de felicidad. También como todo matrimonio, hemos tenido disgustos, pero nunca duraron más de dos horas.
Recién casados vivimos en la Ciudad de México, y un año después Dios nos bendijo con nuestra hermosa primogénita, Rocío. Dos años después llegó Emilio. Mi trabajo nos llevó a radicar en otros países, y ahí nacieron Mercy, y después Luis Ángel. Un hogar con cuatro hijos fue un tiempo maravilloso en el que Margarita fue el motor para criar, educar y formarlos. Todo pasó rápidamente. Y cuando nos dimos cuenta, habían crecido y se marchaban del hogar para formar a su vez sus propias familias. De pronto, nos encontramos abuelos de seis formidables nietos.
Este 23 de marzo, Margarita y yo cumplimos 55 años de habernos unido en matrimonio. Estamos agradecidos con Dios por todo lo que nos ha concedido. Lo celebramos en familia, con nuestros hijos y nietos. Y yo me considero un hombre muy afortunado, con hijos trabajadores y comprometidos que junto conmigo realizamos un trabajo retador y fascinante, con nietos graduándose, a medio estudio, o entrando en la Universidad ya, y con una esposa a quien seguir amando, después de más de medio siglo de llevar una vida realmente feliz.
LO NEGATIVO: Hoy no hay nada negativo que comentar.
LO POSITIVO: Agradecer a Margarita por ser como es, y por ser mi compañera por 55 años ya.
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