Por Emilio Santamaría S.
Los expertos nos dicen que todos
sostenemos constantemente un diálogo interno con nosotros mismos. No podemos
evitarlo. Por eso en las telenovelas, los personajes dicen en voz alta lo que
están pensando para que los espectadores lo sepamos.
Así, la malvada de la novela en turno
mira hacia abajo y con expresión de intenso odio, dice: “¡No la soporto! Se va
a arrepentir de interponerse entre Lo admiro y yo…”.
Claro en la vida real simplemente
hubiera sido un silencioso diálogo interno. Diálogo que, por otra parte, como
sostiene el Dr. Thomas G. Tantalian, eminente psicólogo norteamericano,
determina en gran parte nuestra calidad de vida.
Para clarificar la idea, nos cuenta el caso de
una muchacha llamada Brenda, que llegó a su consultorio referida por el doct0r de cabecera de la familia. Tenía
tendencia a “inventarse enfermedades”. Era un caso típico de hipocondría, pero
llevado a un extremo francamente alarmante.
Bastó una conversación simple con
ella para corroborar el diagnóstico. Brenda se curó mucho antes de lo que
cualquiera hubiera esperado. El Dr. Tantalian la ayudó a cambiar sus “hábitos
de pensamiento”.
Y nos explica que un hábito no puede
eliminarse, tiene que sustituirse. Así que todas aquellas recomendaciones de
“ya deja de pensar que estás enferma” podían estar bien intencionadas, pero
eran totalmente inútiles.
¿Cuál fue el tratamiento que logró
que Brenda cambiara? Se le pidió lo que se llama “un diálogo interno inducido”.
Debía leer en voz baja, cada treinta minutos, una “declaración de salud”. Tenía
que repetirse a sí misma que era una persona saludable y que estaba llena de
energía.
Claro que al principio se sentía
tonta leyendo algo en lo que no creía.
Pero a medida que lo fue repitiendo y
repitiendo, esto fue calando en su mente, “internalizándose” como dice el Dr.
Tantalian. Así el hábito de pensar positivamente sustituyó el destructivo
hábito de pensar negativamente.
¿Qué se dice usted en su constante
diálogo interno? Es muy importante, porque, así como usted piense, así será.
Lo Negativo:
Permitir que nuestro “diálogo interno” sea dominantemente negativo, y nos lleve al fracaso.
Permitir que nuestro “diálogo interno” sea dominantemente negativo, y nos lleve al fracaso.
Lo Positivo:
Cuidarnos de que ese “diálogo interno” sea repetidamente positivo, de manera que el “hábito de pensamiento” que se forme, nos ayude.
Cuidarnos de que ese “diálogo interno” sea repetidamente positivo, de manera que el “hábito de pensamiento” que se forme, nos ayude.
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