por Emilio Santamaría S.
Aquella pareja había cumplido cuatro meses de haberse casado. Muy jóvenes aún, se mostraban muy enamorados. Estaban viendo televisión, cuando a Julia se le ocurrió preguntarle a Ramiro: ¿me encuentras todavía bonita? El enfático no, por respuesta, la dejó sorprendida.
Lo miró muy serio, entonces le hizo otra pregunta: ¿Te gustaría estar siempre conmigo? De nuevo, un no por respuesta. Además, se lo dijo mirándola fijamente a los ojos. Ella sentía un nudo en la garganta, ¿sería una broma? Decidió probar con una pregunta finaI: ¿Si me marchara lejos de ti, llorarías por mí? Lo miró fijamente, esperando la respuesta.
Muy serio, volvió a decir, no. Julia se levantó a punto de llorar, cuando él la sujetó por un brazo, la abrazó, y le habló casi al oído. Tú no eres linda, eres lindísima. Yo no quiero estar contigo siempre, yo necesito estar contigo siempre, y si te marcharas no lloraría por ti, simplemente moriría.
¿Cree usted que esas palabras cambiaron el estado de ánimo de esa joven esposa? Por supuesto, las palabras tienen el poder de influir en los demás. Recuerdo cuando un amigo me decía que no podía perdonar a su hermano por una desavenencia que yo veía muy superficial.
“¡Es que soy muy orgulloso!”. Le expliqué entonces que eso no era orgullo, era soberbia. Orgullo debes sentir por una familia como la tuya, tan unida. Me miró sorprendido, y para mi sorpresa, tomó su celular ¡y lo invitó a cenar! Confieso que no esperaba esa reacción, pero me alegró intensamente.
Pero creo que, así como las palabras pueden influir para bien, también pueden influir para mal. Una noticia reciente nos cuenta de un asesinato en el que el homicida se justificaba en los insultos que le había dicho el difunto.
Esas palabras le habían causado tanto furor que lo llevaron a matar, a la cárcel, a desproteger a su familia y a destrozar su futuro. Y a quien las pronunció, a la muerte. ¿Vale la pena ser cuidadoso en lo que decimos y cómo lo decimos? Creo que es bueno recordarlo en estos días tan crispados, con opiniones tan encontradas.
Fue Dale Carnegie el que nos dijo “La única forma de ganar una discusión, es evitarla”. ¿Deberíamos tomarlo en cuenta?
Lo Negativo:Perder amigos, por no percatarnos del poder de las palabras.
Lo Positivo:Ser cuidadosos, usar ese poder, para bien.
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