Por Emilio Santamaría S.
Cuentan que en la vieja Rusia
vivía en un próspero comerciante judío, que deseaba tener un conocimiento más
profundo del Talmud. Alguien le habló de un Rabino muy sabio que vivía en
el lejano sur. Decidió ir allá y consultarle.
Preparó su mejor carroza y después de un extenuante viaje llegó al
pequeño poblado. El Rabino lo recibió amablemente. Al comerciante le sorprendió
lo sencilla que era la sala y lo rústico que eran los muebles de aquel sabio.
En verdad el Rabino vivía
muy austeramente, sin lujo alguno. No pudo reprimir su asombro y preguntó al
noble sabio porqué vivía en circunstancias tan modestas. ¿Usted vive de manera
distinta?, preguntó el Rabino.
El moscovita declaró orgullosamente: ¡Por supuesto que sí! Vivo
entre tapetes de oriente y muebles franceses, tengo además a mi servicio
lacayos uniformados… ¿Pero no veo nada de eso? le interrumpió el sabio. El
huésped, turbado contestó ¡Claro que no! ¡Estoy de viaje! Entonces el Rabino
sentenció, ¡Yo también! Para nosotros que nos movemos en un siglo pleno de
actividad y de novedades tecnológicas, pero bajo la creciente competencia que
nos impone una cultura de consumo, sería muy bueno recordar la lección
implícita en la respuesta de aquel sabio Rabino.
Y si aun así tenemos la
tentación de apegarnos excesivamente a los bienes materiales, y hacer de éstos
la razón de nuestro diario vivir, nos convendrá recordar la frase atribuida a
Buda: “La vida es un puente que no debemos cargar con demasiadas cosas”. Y a
Borges, que en una profunda reflexión aseguraba “que, si volviera a vivir”,
haría muchas cosas diferentes, comería más helados, andaría más tiempo
descalzo, disfrutaría más del buen hum0r, admiraría más atardeceres, sería
menos serio y se preocuparía menos por la ingratitud y la forma egoísta y
absurda con que mucha gente actúa.
¿Qué haría usted diferente si el
reloj volviera atrás y le diera una nueva oportunidad de vivir? ¿La volvería a
vivir exactamente como lo hizo, o lo haría diferente? ¿Y si se le
revelara que tiene solamente un año más de vida? ¿Cambiaría eso sus
prioridades?
LO
NEGATIVO: Sentir que nuestro valor está solamente en relación con
aquello que poseemos.
LO POSITIVO: Comprender
que nuestro valor está en lo que somos y en nuestra capacidad de disfrutar
sanamente nuestra vida.
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